Reflexiones en torno al texto "Art History and Iberian Worldwide Diffusion: Westernization/Globalization/Americanization" de Serve Gruzinski

En el texto Art History and Iberian Worldwide Diffusion: Westernization/Globalization/Americanization, el profesor Serge Gruzinszki describe los procesos de intercambio artístico que tuvieron lugar entre el final de la Edad Media y el principio de la modernidad no solo como un proceso cultural, sino como la manifestacion de las redes de poder y económicas de la época, las cuales se extendían conectando el planeta entero.  El profesor Gruzinski nos invita entonces a superar del marco Eurocéntrico y los periodos históricos tradicionales que define la historia del arte para mirar así estos intercambios abarcando el planeta entero y expandiendo los marcos temporales, evitando imponer categorías tradicionales que limiten el estudio.  Para esto el autor propone tres términos que describen las diferentes dinámicas de intercambio de la cultura Ibérica: occidentalización, globalización y americanización.

Antes de definir los términos propuestos en el texto es importante tener en cuenta que dicho intercambio se dio gracias a todos aquellos viajeros que dejaban el viejo continente para embarcarse en las múltiples iniciativas comerciales o políticas del nuevo mundo. Entre ellos el texto hace énfasis en  los marineros que conducían las embarcaciones, los soldados que viajaban en ellas como representantes del Imperio y los misioneros que viajaban llevando la palabra de Dios a los diversos lugares, como ejemplos de portadores de la cultura europea más allá de la nobleza y los representantes oficiales de la monarquía.  Estos viajeros que generalmente procedían de España y Portugal y en menor medida de Italia, eran portadores de un mundo el cuál viajaba con ellos y que con ellos llegaba y se instalaba en los territorios conquistados. 

El problema que aparece identificado al principio del texto de la limitación que imponen las categorías tradicionales de la historia del arte que buscan unificar manifestaciones artísticas y acotarlas a un territorio, se ve claramente  al reconocer que la monarquía española no era un territorio geográfico unificado con una cultura común.  Por el contrario, el imperio se expandía por variadas regiones y culturas.  Incluía territorios en Europa Central e Italia, partes del continente americano y africano y algunas de las islas en el pacifico.  Estaba compuesto por una mezcla de razas  y culturas. Era un lugar de encuentro de diferentes creencias religiosas como el cristianismo, el Islamismo y las religiones politeístas de las tribus indígenas que habitaban algunos de los territorios.  No compartían estructuras sociales ni formas de gobierno.  Toda esta variedad hacían del Imperio un ente heterogéneo y complejo, difícil de incluir en una sola categoría.

El texto de Gruzinski ilustra el encuentro de estas diferentes culturas presenta como algo abrupto y es a partir de este choque cultural que las categorías para definir el intercambio entre estos pueblos aparecen.  En este enorme y complejo territorio geográfico  se intercambiaron de un lado a otro cosas de la más variada naturaleza que iban desde la traza de ciudades en retícula hasta libros, frontispicios y grabados, que en últimas contribuyeron al desarrollo de un arte europeo producido fuera de Europa y que el autor define como occidentalización.  Esta expansión de la cultura europea buscaba conectar territorios distantes y actualizarlos en términos de lo que estaba pasando en el arte Ibérico y Flamenco del renacimiento. Este arte occidental incluía arquitectura, escultura, pintura, música, danza y literatura.  Sin embargo una de las observaciones más importantes del texto es el reconocimiento de que el intercambio de artefactos productos de las artes  implicaron un intercambio más profundo pues estos llevaban consigo la manera de ver el mundo de los Europeos, que incluía la idea misma de representación, como una noción ausente en el arte de muchas de las culturas a las que se importaba.   Por lo tanto, este proceso de occidentalización además de producir cambios iconográficos en las manifestaciones artísticas de los territorios del imperio, generó un cambio en los procesos cognitivo de las culturas a las que se llevó. 

Un segundo término, la globalización, aparece en el texto para referirse a aquellas las formas y técnicas artísticas que se exportaron desde Europa al Nuevo Mundo y que fueron adoptadas en los distintos lugares, pero que a diferencia de la occidentalización, no entraron en contraste o contradicción con las tradiciones y prácticas locales.  Esta transferencia se localiza principalmente en las esferas altas de la sociedad del mundo colonial, en donde se buscaba un arte lo más cercano posible al que se estaba produciendo en Europa y que según el autor muchas veces resulto en un arte más europeo que el que se producía en Europa misma.

El tercer término introducido por Gruzinski es americanización, utilizado para describir el proceso de transformación al que fueron sujetos estos objetos que llegaban a América, ya fuera de Europa, África o Asia, y que era necesario antes de que estos mismos objetos fueran transferidos a otros lugares del Imperio.  El autor afirma que un cambio de formato era necesario para que dichos artefactos estuvieran en condiciones de ser recibidos en otros lugares y afirma que esto tenía lugar en suelo americano, de ahí su nombre. 

Si bien es cierto que el capítulo propone alternativas al análisis eurocéntrico que ha prevalecido en el estudio de la historia del arte introduciendo términos que resaltan los diferentes tipos de transferencia que tuvieron lugar entre el Viejo y el Nuevo Mundo, al mismo tiempo perpetua la noción de que la transferencia se dio de Europa a los territorios descubiertos y solo en menor medida de estos hacia Europa.  Según el autor, la transferencia que se dio en el sentido inverso de la colonización se neutralizó una vez llegó a Europa y finalmente cayó en el olvido.  Creo sin embargo, que vale la pena tomar las definiciones de Gruzinski y la manera rigurosa como llega a estas, como punto de partida para estudiar la influencia de las manifestaciones artísticas de los nuevos territorios  en las que se dieron en el Imperio con el regreso de los viajeros o con la llegada de extranjeros.  Estas  transferencias seguramente serán tan dramáticas como lo es la distancia entre los territorios y en este sentido, hace falta también estudiar aquellos intercambios más sutiles como los que se dieron entre España y Europa Central e Italia, tanto en una dirección como en la otra.